Saturday, December 20, 2003

Ahora, para no aburrirlos con tanta reseña de libro que probablemente no lean, los dejo en compañí­a de Julieta Venegas, quien me respondió unas preguntillas sobre sus hábitos de viaje. Ojalá la disfruten tanto como yo. Besitos a las muchachas.

JULIETA VA Y VIENE, Y A VECES SE QUEDA

Con 'Sí', su tercera producción discográfica bajo el brazo, Julieta Venegas está a punto de iniciar una etapa más del viaje interminable que es su vida


A Julieta Venegas no le gusta viajar... Le encanta. "Me gusta conocer lugares distintos, pero más que nada me gusta conocer a la gente que vive en cada lugar".

Pero dice no ser de las personas que acostumbran tomar vacaciones o irse de turistas.

"Si tengo tiempo libre para darme una vuelta, eso para mí son vacaciones buenas. Una vez me fui a Cuba un par de semanas y me quedé encantada con la gente. Me querí­a quedar más tiempo, aunque no pude, pero a la primera oportunidad regresé a tocar. Creo que las que me tomé ahí en Cuba son lo más de vacaciones, así­, en plan descanso, que he hecho en mucho tiempo, y sólo me quedé en La Habana, pues conocí a gente muy linda y preferí­ quedarme en la ciudad a irme a la playa".

Además de la gente linda que conoció en La Habana, se encontró con algunos músicos de otros paí­ses a los que ya conocí­a con anterioridad, de esos amigos que ha ido cosechando por aquí y por allá.

"Tengo muy buenos amigos también en Madrid, que conocí por la música, pero que nos hemos mantenido como buenos amigos, como mi amiga Ajo (cantante española)".

Y cómo no iba a hacer amigos en todos lados, si suele instalarse en los lugares a los que llega por cuestiones laborales, como lo ha hecho en Madrid, o hace poco en Buenos Aires, donde vivió dos meses.

"También llegué a pasar mucho tiempo en Santiago. Cuando me vine al Distrito Federal fue porque venía de vacaciones, y me quedé, ya no regresé más a Tijuana. Me parece que me involucro demasiado en cada lugar a donde voy; en poco tiempo me instalo y me acostumbro a estar ahí".

"A donde sí me gusta ir sólo para pasear es por lugares de México. A Oaxaca he ido varias veces y nunca ha sido a tocar, y aunque hay un montón de lugares de México que no conozco y quiero conocer, sé que iría sólo a descansar y a conocer".

Y los traslados de aquí para allá terminan por ser básicos en la formación de su sensibilidad.

"Son muy importantes, como es todo lo que vivo, leo, pruebo, sufro o disfruto. Todo se me va quedando y es una influencia a la hora de que me siento a componer. Además, de cada viaje regreso con muchos discos y libros, que siempre son un alimento, aunque suene medio cursi".

¿Viajas mucho durante el año?

"Bueno, con eso de que mi familia vive en Tijuana y yo por acá, aun cuando no tengo que viajar de trabajo lo hago para ver a mi familia, y bueno, de trabajo, a veces tengo muchos viajes y a veces no, pero desde que empezó el 2003 he viajado bastante; de hecho he pasado poco tiempo en casa. A finales de 2002, de vacaciones; después, porque me fui a componer a Madrid, luego porque empecé a grabar el disco en Madrid y de ahí­ me fui a Buenos Aires. Y eso que apenas voy a empezar con los conciertos".

¿Cómo se favorece tu música con las experiencias vividas en tus viajes?

"Se enriquece en que conozco no sólo más estilos y sonidos, sino otras formas de escucharla. En muchos lugares hay proyectos que son muy de ahí, y que no han sido editados en otro lugar, así que para conocerlos tengo que estar ahí­. Eso me encanta. También ir a ver shows de gente local que quizás yo no conozco, pero mucha gente sí­. Es como verlos en su hábitat. O gente que conozco y sólo ahí los puedo ver. Incluso ver cómo es el público en cada lugar en conciertos es divertido. También me he dado cuenta de que entre más tiempo paso fuera de México me siento más mexicana, así que empiezo a escuchar la música de acá también de otra forma, y también a disfrutarla más, pues cuando tengo nostalgia por mi país, escuchar música mexicana me pone muy sentimental".

A pesar de todos esos ires y venires, Julieta guarda un espacio en su memoria para recordar lo sucedido en sus trayectos.

"Recuerdo mucho siempre el último que hice. Ahora tengo muy presente uno de los últimos viajes que hice a Chile, pues conocí a Anita Tijoux. Grabamos una canción para una peli juntas, y nos hicimos muy amigas. Eso es lo que más me gusta, conocer a gente que siento afín y que hacemos una conexión muy linda y que sé que es duradera, aun con la distancia".

¿Hay un lugar al que siempre hayas querido ir pero que aún no puedas?

"Hay cada vez más lugares que quiero conocer. Me encantaría conocer Perú. Conozco algunos escritores y algo de la comida, pero nada más; Costa Rica, que sé que es muy bonito. Además, cada vez estoy más enamorada de Latinoamérica completa y me dan ganas de ir a cada lugar, tanto a tocar como a conocer. Y bueno, todos los lugares de México que aún no conozco, desde San Miguel de Allende hasta todo Baja California, a donde iba de chica con mi familia, pero siento que ahora me gustaría redescubrir".

Cuando no estás en el escenario, ¿qué te gusta hacer en el lugar donde estás?

"Me gusta ir a caminar si no estoy muy cansada y si tengo tiempo. Me encanta ir al shopping de libros y discos, es una de mis formas favoritas de conocer los lugares, también con que alguien me recomiende a autores locales y a grupos de por allá. La verdad no soy muy de tomar fotos. De hecho, las fotos que tengo de los lugares son más que nada con la gente que conozco, no tanto fotos de los lugares. Siempre he pensado que las fotos así, en frente de un monumento, no dicen nada, es como tener una postal y ya. Me parece más lindo estar en el lugar y recordar eso. Lo que sí me traigo, cuando me acuerdo de tomar fotos, son fotos con mis amigos. A menos de que se trate de un viaje como a Oaxaca, en donde además de salir con los amigos, salimos encima de alguna pirámide, que se ve muy bonito.

¿Sueles escuchar música durante tus viajes?

"Siempre me llevo mi discman si es un viaje largo y me llevo los discos que más estoy escuchando en ese momento, pero también me encanta conseguir cosas nuevas, que luego es lo que más escucho. Creo que estando de viaje es cuando más tengo tiempo de sentarme por las noches en el hotel o donde sea, y sólo escuchar música con los audí­fonos. Ahora que estuve en Buenos Aires extrañaba mucho México al final, y fue cuando salió el último disco de (Café) Tacuba, el de Cuatro Caminos, y lo escuché mucho, tanto porque me gustó como porque ya llevaba casi tres meses fuera y me hacían pensar en mi casa".

¿Llevas mucho equipaje?

"Depende del viaje. Si voy a tocar, soy medio desidiosa, así que me llevo un montón de opciones de ropa, por si las dudas; si es para sólo grabar o lo que sea, llevo más bien lo práctico y, claro, discos y algunos libros".

¿Cuál ha sido tu peor experiencia durante un viaje? ¿Y cuál ha sido la mejor?

"Ah, el otro día venía regresando de un viaje a Chile y traía mi guitarra en un estuche blando. El vuelo hizo parada en Lima y de ahí venía a México y, bueno, me dijeron que no podía subir la guitarra al avión. Primero me hicieron esperar a que todo el mundo subiera, lo cual ya fue una tortura, esperar a que suban para de ahí ver si queda espacio para subir la guitarra, y luego me dicen que no se puede, n'ombre, todo el viaje (son como seis horas) estuve sufriendo y acordándome de los momentos con la guitarra, como si me estuviera despidiendo, pensando que llegaría hecha añicos. Al final llegó bien, pero sufrí­ mucho. Y una buena experiencia fue cuando fui a tocar a Santiago hace un par de años. Yo había ido mucho por razones más familiares, pero nunca a tocar, y cuando fui a tocar nos fue muy bien: el show fue muy emotivo y muy divertido. Siempre recuerdo mucho ese concierto".

Julieta presentó su disco en el Distrito Federal, poco antes de hacerlo en Guadalajara. Regresó entonces al DF para hacer una serie de presentaciones que se prolongará hasta finales de este año. Todo indica que se tratará sólo de un breve receso antes de continuar el viaje.

"Tengo muchas ganas de salir de gira, particularmente por México, y después ver a dónde más nos vamos. Por ahora, el disco está saliendo en México, Estados Unidos y Chile, y esperamos que el año que entra lo editemos en más lugares y podamos ir a hacer promo y tocar... Ya les contaré".

Y quizá en estos días de poco viaje, Julieta le dedique tiempo a la lectura.

"Leer es una buena forma de viajar sin moverse. Me gusta la visión de La Habana que te da Pedro Juan Gutiérrez, o de Madrid que te da Javier Marías. Haber estado en un lugar y después leer algo sobre él te hace recordar de cuando estuviste, o te hace querer conocerlo si no has estado nunca".

Saturday, December 13, 2003

Esta vez les entrego una breve reseñita de uno de los últimos libros de Roberto Bolaño. Todo parece indicar que lo escribió por encargo; de cualquier forma es digno de leerse, pero róbenselo, porque eso sí, está medio caro.

DESASOSIEGO EN ROMA

Bianca y su hermano quedan huérfanos. En una carretera cercana a Nápoles, el Fiat amarillo en que viajan sus padres durante sus primeras vacaciones solos queda destrozado junto con ellos. A partir del accidente, los muchachos reciben una pensión, siguen yendo al colegio y continúan trabajando; él en un gimnasio, ella en una peluquería, pero pronto dejan los estudios para iniciar una epopeya donde la delincuencia, el engaño y el sexo con malas intenciones serán los pilares de su modo de vida.

Es esta la anécdota que constituye el punto de partida de Una novelita lumpen, la última novela publicada en vida por Roberto Bolaño, que forma parte de la Colección Año Cero, donde la editorial Mondadori reúne miradas literarias sobre varias ciudades del mundo.

Además de dejar los territorios habituales de su universo narrativo para situar la historia de estas dos jóvenes víctimas de la confusión y el desasosiego en calles y lugares típicos de Roma, como el puente Garibaldi, la estatua de Giordano Bruno, el Parco di Traiano o el Campo dei Fiori, Bolaño parece depurar en Una novelita lumpen el conjunto de obsesiones que caracteriza su obra previa. A lo largo de dieciséis capítulos se perciben la violencia omnipresente (unas veces explícita, otras apenas perceptible), los ambientes claustrofóbicos (la historia tiene lugar en una casa que se siente laberíntica) y los múltiples matices de los personajes (que pueden ir de lo perverso más oscuro a la ingenuidad más empalagosa).

Por esos motivos, por esa preocupación de Bolaño más inclinada a mostrar el alma humana que a describir los lugares donde se desarrollan sus historias, Roma es en la novela un escenario incidental y perfectamente intercambiable, detalle irreverente del autor si pensamos que el proyecto editorial donde se inserta esta obra tenía más bien propósitos viajeros, orientado más hacia la crónica caleidoscópica o al diario de viaje, según las intenciones expresadas por la misma editorial.

En resumen, la historia de los dos jóvenes de reciente incursión en la delincuencia tiene como fondo un falso decorado romano, como de utilería. Incluso Maciste, el personaje que en sus años mozos fuera fisicoculturista y actor de películas histórico-mitológicas chafas, ayuda a delinear la imagen de una Italia caricaturesca, bidimensional y poco atractiva para el viajero que hace planes para visitarla en sus próximas vacaciones.

Entonces, el lector que busque en Una novelita lumpen elogios de Roma o una descripción de los rasgos y virtudes de sus habitantes concluirá su lectura decepcionado. Pero aquel que lo haga dispuesto a hallar ahí una historia bien narrada y la sensibilidad particular de Bolaño para convertir en literatura las vidas sórdidas de personajes extremos, leerá hasta la última línea sin la sensación de haber tirado a la basura los poco más de 200 pesos que cuesta el libro.

Ese detallito insolente bien puede formar parte de los propósitos de Bolaño, quien ya había comentado en algunas entrevistas que Una novelita lumpen, además de ser una novela por encargo, se trataba de una sátira y a la vez un homenaje a la narrativa de José Donoso, su paisano, escritor al que admira pero al que también ha criticado con fuerza y de quien incluso ha llegado a decir que era un mal novelista con sólo tres libros buenos.

Todo lo anterior puede ser leído como una advertencia o como una recomendación.

Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño. Colección Año Cero, Editorial Mondadori, 122 págs., 230 pesos en El Péndulo.

Friday, December 12, 2003

Ahora comparto con ustedes el comentario a un libro locochón; espero que las siguientes líneas transmitan medianamente la rareza y la diversión que experimentará quien logre conseguirlo (será un poco difícil, je, je).

UN PERIPLO PROVOCADOR

Tras ser expulsados de Edimburgo, Medlar Lucan y Durian Gray, los autores de El viajero decadente, aceptan una encomienda de sus editores: a cambio de una gran cantidad de dinero, deben volver a blandir la pluma para exponer sin ninguna clase de recato su transgresor concepto sobre otra de las pasiones burguesas: los viajes.

Con El libro de cocina decadente y El jardinero decadente, estos dos autores ya habían hecho lo propio con el goce gastronómico y la afición por cultivar y apreciar la flora del jardín particular. De esa forma se hicieron de un público ávido de sus aventuras, y ahora vuelven para satisfacer esas expectativas con más de 200 páginas de material irreverente, que es descrito en la introducción como "un apestoso popurrí compuesto de anécdotas de viaje, opiniones conflictivas, mentiras, recuerdos, referencias literarias, frases en lenguas extranjeras y facturas de hotel sin pagar".

En el libro se descubre qué fue lo que les sucedió a Lucan y a Gray a partir de la clausura de su restaurante, "El Decadente", y su expulsión de Edimburgo, además de que en él comparten sus experiencias durante los días por San Petersburgo, Nápoles, El Cairo, Tokio, Nueva Orleans y Buenos Aires al mismo tiempo que harán saber al lector su preferencia por tener como únicos compañeros de viaje a sus autores favoritos, entre los que se cuentan Charles Baudelaire, Aleister Crowley, Oscar Wilde y Gustave Flaubert. Sin embargo, las referencias literarias irán variando según el lugar donde se encuentren.

En el capítulo referente a San Petersburgo incluyen citas de Alexandr Pushkin y registran uno que otro chismecito apoyado en historiadores especialistas, como ese de que Jean Baptiste Alexander Le Blond, el arquitecto francés responsable del plano general de la urbe, murió tras recibir una paliza de manos de Pedro el Grande, que estaba descontento por unos detalles sin importancia. O en las páginas que hacen alusión a Nápoles, uno de los primeros comentarios tiene que ver con el Marqués de Sade, pues Gray desea fervientemente que su visita coincida con unos de los festivales napolitanos descritos por el escritor francés, supuestamente donde la gente se disputa, con navajas en mano, pedazos de carne de buey en plena comilona.

El viajero decadente se presenta a sí mismo como un antídoto contra lo que Lucan y Gray llaman un mundo de pesadilla hecho de mochilas, duty-free y gastroenteritis.

En la sección del libro titulada "Turismo púrpura" consignan su filosofía del viaje, y quizá en él se hallen las pistas para descifrar el discurso alarmante de estos dos seres que se autodefinen como dos profesionales de la vagancia, a lo que bien podría añadirse que también lo son del desenfreno, la irreverencia y la provocación.

La redacción de esta bitácora desquiciada estuvo a cargo de Alex Martin y Jerome Fletcher, quienes supuestamente tuvieron que recopilar y ordenar todo el material que Lucan y Gray entregaron. Y digo supuestamente, porque bien podrían Lucan y Gray ser fruto de la mente de alguien más, un seudónimo detrás del cual se oculte un admirador de Oscar Wilde y de su forma de vida, esa inclinada hacia el goce estético, la vanidad y los caminos de la perdición.

El viajero decadente, de Medlar Lucan y Durian Gray.
Colección Pérfidos del Bronce, Ediciones del Bronce, 231 págs., 208 pesos en Gandhi.
Pues no compré nada. Pero nadie parece perjudicado. ¿Habrá servido? Sepa.

Thursday, November 27, 2003

¡Mañana es el día! ¡A no comprar nada! Infórmense en el link que viene aquí al ladito (a la izquierda, porque nuestros corazones están del lado izquierdo, ¿o no?), el de la página soulsister. Pongan a trabajar sus ocios en algo, acumulen la güeva para mañana y ojalá no tengan ganas ni de prender la luz. ¡Vamos a perjudicarlos!
A continuación, para el deleite de unos cuantos (espero que sean más de tres), pegaré la entrevista que hice a Montefiori Cocktail, un grupazo italiano de "easy listening" (armónico en su composición, punk en su definición: la pura negación del futuro musical... Una auténtica delicia, pues. Lléguenle a sus discos, que son bien baratos. Están en Irma Records, la disquera italiana). Ahí les va, puesn!

MUSICALIZAN UN VIAJE AL PASADO

Montefiori Cocktail comparte las vivencias de sus viajes de trabajo, porque de placer no tienen: en las vacaciones sólo se dedican a descansar


Montefiori Cocktail ha viajado mucho este año. Unas 100 presentaciones por distintos países de Europa en lo que va del 2003 comprueban que se trata de la banda más exitosa del easy listening italiano, ese género musical de atmósferas nostálgicas y referencias divertidas a tiempos ya pasados que mucha gente concentra en un mismo estilo musical: el lounge.

Cien viajes en siete meses, aunque sean de trabajo, sin duda los hacen formar parte de las tribus nómadas de este planeta. Y si tomamos en cuenta que este dueto, integrado por Federico (Kikko) y Francesco (Kekko) Montefiori, lleva ya más de cinco años repartiendo su música por el mundo, es un deber que platiquen con los lectores de esta sección sobre sus hábitos de viaje.

Para empezar, Montefiori Cocktail encuentra una relación especial entre su oficio y el acto de viajar.

"Nosotros somos músicos, y desde el momento en que estamos tocando estamos viajando, pero con la mente".

Pero también son importantes en su música los viajes físicos.

"En cada viaje recolectamos mucha inspiración. Nos interesan todas las diferencias que encontremos entre nuestro lugar y el que visitemos: la gente, el arte, la comida... Buscamos la música local, nueva y vieja. En Viena, por ejemplo, encontramos un viejo acetato de Aquarius en alemán, y en Moscú conseguimos una versión de 'Palomitas de Maíz' pero al estilo ruso".

¿Cómo explicar las exóticas versiones que le han hecho al "Bolero" de Ravel o al tema de Star Trek? Los hallazgos de esas perlas musicales seguro han tenido mucha influencia, y también deben tenerla sus experiencias viajeras, como esos momentos climáticos durante las noches de parranda tras sus presentaciones.

"La experiencia más divertida durante uno de nuestros viajes fue una noche en Chipre: acabamos la juerga en una hostería tradicional bebiendo, bailando y cantando a la manera griega".

Eso es lo que hacen durante sus viajes de trabajo. Pero no es lo único. De hecho, ambos tienen maneras muy distintas de pasar el tiempo.

"A mí me gusta ir al cine, al teatro, a algún buen club underground; gastar dinero en tiendas de discos o de ropa de segunda mano, y colecciono lentes retro", dice Kikko.

"Kekko suele pasarla con su hijo. Le gustan los videojuegos y todo le interesa".

Pero en algo sí coinciden. Las impresiones que guardan de sus giras son similares. Por eso Kikko decide responder en nombre de él y de Kekko.


¿Cuál es el viaje que más recuerdan?

"El tour por Estados Unidos en 1997, porque era la primera vez que estábamos ahí. Fue una impresión muy fuerte, pero de increíbles satisfacciones. Tocamos en el último piso de una de las Torres Gemelas, en Nueva York.

"Otro que recordamos es cuando estuvimos en Moscú, en el 2000. Conocimos gente muy entusiasta y chicas increíblemente hermosas".


¿Hay algún sitio, algún país que quieran visitar pero que aún no han podido?

"Nos gustaría ir al Carnaval de Río. También nos gustaría visitar México, porque todos los que van ahí de vacaciones lo disfrutan mucho y nos dicen 'tienen que ir'. Y Japón, porque es un lugar con una forma de vida muy diferente: un moderno nuevo mundo. Y ahí debemos tener muchos fans".


¿En dónde les gustaría tocar?

"En la Arena de Verona, porque ahí nacimos. Y tal vez en Las Vegas, porque es la ciudad del entretenimiento".


¿Cuál ha sido su peor experiencia durante un viaje?

"Hace tres años regresábamos de una actuación en Nápoles (un poblado a 600 kilómetros de Forli, la ciudad donde vivimos), y a los 100 kilómetros de recorrido se nos descompuso el carro y tuvimos que esperar ahí toda la noche".


¿Suelen usar guías cuando salen de viaje?

"No usamos guías de viaje. Más bien 'usamos' a quienes nos invitan a tocar, porque siempre viajamos por cuestiones de trabajo. Tenemos poco tiempo para vacacionar, así que ese tiempo lo usamos para descansar con la familia o con los amigos".


¿Acostumbran escuchar música cuando viajan?

"Sí, durante el día escuchamos alguna buena compilación de música viejita. En las noches nos gusta escuchar música clásica, para relajarnos".

Y si alguien quedó sorprendido tras conocer el número de presentaciones que han tenido a lo largo del 2003, Kikko hace una acotación que podría pasar como una pedantería si no se tratara del comentario a la cantidad de viajes que llegan a tener en un año.

"Este año hemos tenido menos actuaciones porque estamos grabando un nuevo disco y hemos estado trabajando más en el estudio (con la remezcla, la publicidad, etcétera)".

Sin embargo no han dejado de darse sus escapadas para presentarse en distintos escenarios europeos. A finales de septiembre tocarán en dos fiestas de Milán: un desfile de modas y un festejo del festival de cine independiente que ahí se celebra. Y tendrán una presentación en el Festival de Cine de Vissingen, en Holanda. Excelente oportunidad para quienes se encuentren de visita por allá y deseen conocer este proyecto que ha llegado a describirse como ver a la nave Enterprise (¿la recuerdan? ¿la de Star Trek?), surcando un océano del déjê vu y del baile fácil.


Un acercamiento al 'feeling' italiano

Un catador experto podría descifrar el sonido de Montefiori Cocktail de la siguiente manera: dos onzas de jazz, una onza de referencias sesenteras y sonidos juguetones y una pizca de música electrónica, lo que da como resultado una mezcla llena de inquietante e irónica melancolía.

Para lograr tal exotismo, Kekko se encarga de los teclados y de la computadora. La experiencia le viene de sus trabajos como productor de música house y de sus participaciones solistas bajo el seudónimo de "Key Tronics Ensemble" en recopilaciones de la disquera boloñesa Irma Records.

Kikko toca el saxofón, la flauta y es la voz de Montefiori. Su bagaje musical está lleno de referencias jazzeras, funky, cha cha cha y rhythm and blues, y que también pueden apreciarse en su trabajo solista como "Monsieur Blumenberg".

¿Y de quién son hijos estos dos muchachos? La referencia a su padre podría no venir al caso si no se tratara del saxofonista Germano Montefiori, héroe de la escena nocturna italiana y de los cruceros (me refiero a los barcos, no a las intersecciones de calles) en los años 60, que compartiera escenario con músicos de la talla de Chet Baker.

"Raccolta No. 1", el debut discográfico de estos muchachos, vio la luz en el 97 en el subsello "La Douce" de la compañía Irma, que prácticamente tiene la exclusividad de sus grabaciones, pues tres años después apareció ahí mismo "Raccolta No. 2"; además, claro está, de sus múltiples apariciones en los samplers de la disquera.

Entre sus presentaciones más importantes está su paso por el Festival de Jazz de Montreux, Suiza, en julio de 1997, donde tuvieron como invitado especial a papá Germano. Y han tocado varias veces en Londres, en Madame JoJo, el templo del easy listening, ubicado justo en medio del Soho y donde cada vez que se presentan tienen mayor éxito.

Si usted escoge la música de Montefiori para armar el soundtrack de su próximo viaje, no se arrepentirá: buena música y mucho sentido del humor están garantizados.

Wednesday, November 26, 2003

¡Pasado mañana es el gran día! ¡El día de no comprar nada! Infórmense en el link que viene aquí al ladito (a la izquierda, porque nuestros corazones están del lado izquierdo, ¿o no?), el de la página soulsister. Pongan a trabajar sus ocios en algo, acumulen la güeva para ese día y que no tengan ganas ni de prender la luz. Y si de plano se mueren por salir a comprar algo, háganlo un día antes. ¿Cómo ven?
Ay, qué placentero es poner a la disposición de todo aquel al que le interesen los textos que he escrito en el periódico. Ojalá alguien los lea algún día.
Inventos nacidos en Suecia

La tecnología transforma el mundo en el que vivimos, pero con frecuencia las innovaciones tecnológicas viven cubiertas de un halo de misterio que impide rastrear sus orígenes.

En ocasiones incluso el nombre mismo del invento parece querer desorientar la búsqueda del creador del artefacto que hace la vida más fácil o más cómoda y remite a orígenes inexistentes.

Pero honor a quien honor merece: he aquí una muestra de objetos cuyo diseño y concreción fueron mérito de mentes suecas.


La llave inglesa es... ¡sueca!

De la invención de Johan Petter Johansson (1853-1943), la llave ingl... --llamémosle ajustable-- la llave ajustable tiene la ventaja de ser nada más y nada menos que la sustituta de muchas llaves de distinta abertura que llenan el cajón, la cajuela o la caja de herramientas. Una sola llave para todo tipo de tuercas.

En ruso sí dan crédito al origen de este invento, pues en lugar de llamarle llave inglesa o llave ajustable, la denominan "shvedik", que significa "suequito".

Cada año, cerca de 40 millones de llaves ajustables son manufacturadas alrededor del mundo usando el diseño desarrollado por Johansson.

Icono pop de padre sueco

La botella curvilínea y archiconocida de Coca-cola es sueca. Fue diseñada en 1915 por Alexander Samuelson, que había llegado a Estados Unidos en barco proveniente de... Suecia.

La compañía Coca-cola quería una botella para la bebida creada por John S. Pemberton en 1886 y que se vendía hasta ese momento en botellas ordinarias o en fuentes de sodas. Deseaban un recipiente que fuera reconocible incluso en la oscuridad.

Alexander Samuelson y sus asistentes descubrieron que ni la hoja de coca ni la nuez de cola que habían usado para bautizar a la bebida podían servir de inspiración para el diseño de la botella. Fue el cacao --una elipse con tenues surcos-- el que les inspiró en la composición del famoso recipiente.

El primer prototipo era demasiado curvado para adaptarse al proceso de manufactura. Lo hicieron un poco más delgado, y se convirtió entonces en la botella de Coca-cola.

La botella fue registrada el 16 de noviembre de 1915 en la American Patent Office a nombre de Alexander Samuelson. Se convirtió en un gran éxito y fue conocida coloquialmente en EU como la Mae West, en alusión a la estrella hollywoodense.

Suecia... ¿en mis pantalones?

Aunque durante todo el Siglo 19 ya se había inventado un gran número de cierres parecidos, el primer diseño que funcionó satisfactoriamente fue el creado en 1900 por Gideon Sundbäck (1880-1954).

La patente para el diseño moderno del zíper --dos tiras de tela con dientes metálicos y una jareta para juntar o separar los dientes-- fue otorgada en 1914 en Estados Unidos, por la época en que Sundbäck llegaba a ese país, donde abrió una fábrica de su invento.

La apariencia del zíper no ha cambiado desde los días de Sundbäck. Su único cambio ocurrió en los años setenta, cuando los dientes de metal fueron sustituidos por dientes de plástico.

Cámara de largo alcance

La compañía de Viktor Hasselblad (1906-1978) solía manufacturar cámaras para la fuerza aérea sueca, pero su propietario estaba preocupado en crear una que tuviera uso civil. Pensó entonces en una con lentes intercambiables, espacio para la película y un objetivo.

En 1948, la creación de Hasselblad hizo su debut: una cámara de un lente con sistema reflex que tomaba imágenes en formato de 6 centímetros por 6 centímetros.

Pero fue hasta 14 años después cuando captó gran atención de los medios. La Hasselblad fue la primera cámara en tomar fotografías del espacio. Y más tarde, una Hasselblad llevó registro de los primeros pasos de Neil Armstrong y Buzz Aldrin en la luna, y se convirtió entonces en una de las marcas más reconocidas en el mundo.

En otro viaje espacial, uno de los astronautas perdió su Hasselblad; la dejó girando en órbita alrededor de la Tierra sin nadie que pudiera accionar el obturador.

El tetraedro omnipresente

Compre un boing de su sabor favorito. Asegúrese de que se trata de uno de empaque triangular. Inserte el popote en el orificio destinado para ello. Ahora, mientras degusta la bebida, piense que está ayudando a rescatar una empresa refresquera nacional, pero si poco le importan las labores filantrópicas, reflexione sobre la "paternidad" del envase que tiene en sus manos. ¿Quién pudo haber sido?

La idea de almacenar bebidas como la leche y el jugo en contenedores de papel recubiertos con plástico fue presentada en 1951 por Tetra Pak. Los inventores: Erik Wallenberg (1915-1999) y Ruben Rausing (1895-1983).

Rausing obtuvo la idea de los empaques de papel cubiertos de cera usados en EU para vender leche, pero quiso hacerlo de una manera más económica y más higiénica. Y Wallenberg tuvo el destello, en 1944, de crear un empaque en forma de tetraedro.

En 1952, la industria sueca ya hacía amplio uso de esta tecnología, y a finales de los sesenta, los productos Tetra Pak comenzaron a usarse en todo el mundo.

El papá del ratón

El ratón para la computadora fue creación de Hakan Lans, uno de los inventores suecos más famosos. Lans contruyó un digitalizador, también conocido como "puntero", que consistía en un cajita con un botón conectada a una mesa de luz por un cable.

Houston Instruments manufacturó y vendió en grandes cantidades el aparato.

Los derechos de Lans sobre este invento han estado en constante disputa, debido a que otros inventores introdujeron controles similares por las mismas fechas.

Otros dos inventos muy conocidos de Lans fueron las gráficas de computadora a color y el sistema de Comunicación y Posicionamiento Global, con el que los pilotos, navegantes o conductores, pueden ver, además de su posición, la de otros aviones, naves o vehículos.

Un estímulo para el corazón

En 1958, el médico Rune Elmqvist construyó el primer marcapasos para ser implantado quirúrgicamente.

Los marcapasos ya eran usados a principios de los años cincuenta para estimular el corazón a través de electrodos en la piel, pero éstos se quemaban después de varios días de usarlos. Para resolver este problema, el doctor Ake Senning, también sueco, propuso implantar el aparato completo.

Entonces Elmqvist puso manos a la obra y diseñó en 14 días, con los primeros transistores de silicón que se importaban a Suecia, el primer marcapasos apto para implantarse.

¿Quién dio "rostro" a los monstruos marinos?

El aspecto de los monstruos marinos fue otorgado por el naturalista sueco Olaus Magnus. En su historia sobre la llegada de los pueblos nórdicos en 1555, describió, entre otras cosas, los monstruos que acechaban la costa escandinava, cerca del remolino Maelstrom, punto acuático donde se combinan corrientes que dificultan la navegación.

Magnus llevó registro de una serie de criaturas tratándolas como si fueran parte de la fauna de los mares del Atlántico Norte.

Describió, por ejemplo, al Soe Orm como una serpiente marina muy grande, de un largo superior a los 60 metros y de un diámetro de 6, que vive en las rocas y cuevas cercanas a la costa de Bergen.

Sin embargo, el gran ausente en su descripción fue el monstruo del lago Storsjön, en la comarca de Jämtland, al que muchos suecos aseguran haber visto.

En fin, toda una fauna que haría las delicias del olfato investigador de los agentes Mulder y Scully.



Este es el siguiente:

Ostenta Dublín estirpe literaria



Semillero de literatos, Dublín puede disfrutarse a través de calles, miles de páginas escritas y la obra de cuatro Premios Nobel





Irlanda fue una de las primeras naciones en practicar la escritura vernácula (transcripción del lenguaje hablado), y durante siglos, leyendas e historias mitológicas fueron escritas siguiendo la tradición de plasmar la oralidad en el papel.

Esa tradición sería heredada de generación en generación y se transformaría en toda una cultura literaria, que en un recorrido por Dublín puede respirarse en sus calles y edificios.

El renombre de Dublín por todo el mundo como una ciudad de estirpe literaria se explica con la mención de algunos escritores que han nacido en ella, vivido en sus casas o bien se han inspirado en sus calles y su gente para sus creaciones.

El primer gran escritor dublinés reconocido internacionalmente fue Jonathan Swift, autor de los "Viajes de Gulliver".

Dos siglos más tarde, en el 19, Dublín produjo un número considerable de escritores de literatura de horror, como Joseph Sheridan Le Fanu, autor de "Carmilla", historia de una mujer vampiro que combina su extraño poder de fascinación, gracia y belleza con inclinaciones lésbicas en escenarios que bien pueden reconocerse en la ciudad que vio nacer y morir a su autor.

Bram Stoker, nacido en 1847 en el número 15 de la calle Marino Crescent, en Clontarf, muy cerca de Dublín, es indudablemente el escritor irlandés de horror más famoso. Después de casarse con Florence Balcombe (¡quien también fue novia de Oscar Wilde!), se mudó a Londres, donde escribió "Drácula".

Tanto novelistas como poetas se apropiaron de la metrópoli irlandesa e hicieron de ella la materia de sus obras y llegaron incluso a convertirla en origen de cuatro Premios Nobel de Literatura.

La apertura del Teatro Abbey en 1904 a cargo de William Butler Yeats, que ganó el Nobel en 1923, y Lady Gregory, dio inicio a una nueva dimensión de la literatura irlandesa. Yeats nació en el número 5 de la Avenida Sandymunt, donde soñaba con la independencia de su País. En uno de sus poemas, "Easter 1916", se lamenta de la destrucción de Dublín en manos del Ejército británico durante la rebelión de 1916.

En el 33 de Synge Street está el primer hogar del autor de "Pigmalión", George Bernard Shaw, que ha sido restaurado y abierto al público. En esa casa, Shaw comenzó a imaginar los personajes que más tarde poblarían sus textos y le ayudarían en la obtención del Nobel de Literatura en 1925. También vivió en Torca Cottage, en Dalkey.

En 1969, a Samuel Beckett le fue otorgado el Nobel de Literatura por su contribución con nuevas formas a la novela y el teatro.

Dublín está orgullosa de sus genios de las letras y lo celebra con esculturas, monumentos o placas dispersas por toda la ciudad. Hay monumentos al poeta W.B. Yeats y Shaw; un busto de James Joyce orientado hacia el 86 de St. Stephen's Green, una parte de la Universidad Nacional, donde estudió Joyce a finales del siglo 19, o placas en diversos lugares, como la que ostenta una casa enfrente del Museo Nacional en memoria de Bram Stoker, quien ahí vivió.

Recorrer Dublín significa ir descubriendo evocaciones y recuerdos de las obras cuyos autores le tuvieron como estímulo y escenario de su vida y sus historias. Corresponde al viajero encontrarlos, rastrearlos y hacerlos suyos.





Donde nació Bernard Shaw





La placa que se encuentra en el exterior del que fuera su hogar, de estilo victoriano, es simple en la descripción de su oficio: "Autor de muchas obras". Se trata del primer lugar de residencia de la familia Shaw, al que le fue devuelto su encanto con la restauración previa a su apertura al público, en 1993. La casa guarda la esencia de la vida doméstica en el Dublín victoriano, a la vez que resguarda el recuerdo de los primeros años de uno de los ganadores del Premio Nobel de Literatura.

Horario: entre mayo y septiembre, abierto de lunes a sábados de 10:00 a 17:00 horas. Domingos y días festivos, de 14:00 a 18:00 horas. Se realizan recorridos para grupos fuera de esos horarios con previa cita al tel. 00 (353) 1872-2077.

Admisión: adultos, 6 euros; niños, 3.50 euros; boleto familiar (dos adultos y 3 o 4 niños), 16.50 euros.

Dirección: 33 Synge Street, Dublín 2, tel. 00 (353) 1475-0854; correo-e: shawhouse@dublintourism.ie; en internet: www.visitdublin.com





Casa de Oscar Wilde





Desde la era victoriana, las sátiras de Oscar Wilde condujeron a Dublín a la prominencia. El que fuera su hogar durante muchos años puede ser visitado en el 1 de Merrion Square, a donde llegó la familia Wilde cuando el pequeño Oscar tenía tan sólo un año de nacido, 23 años antes de que decidiera mudarse para hacer vida independiente.

El Colegio Americano de Dublín se hizo cargo de la casa en enero de 1994 y, tras una restauración a fondo, el primer piso y la planta baja fueron abiertos al público para visitas guiadas.

Horario: lunes, miércoles y jueves, días en los que sólo se realizan dos recorridos, a las 10:15 y a las 11:15 horas.

Admisión: 2.54 euros por persona, que son destinados al mantenimiento y la restauración de la casa, pues se tiene como proyecto reparar la piedra y los pisos de madera con técnicas tradicionales.

Dirección: 1 Merrion Square, Dublín 2, tel. 00 (353) 1662-0281; correo-e: mmonahan@amcd.ie; en internet: http://www.amcd.edu




Centro James Joyce





Cada 16 de junio, Dublín celebra el nacimiento del que quizá sea su hijo más famoso: James Joyce, nacido en el 41 de Brighton Square. Varias actividades se efectúan durante el "Bloomsday", nombrado así por Leopold Bloom, personaje de su obra maestra, "Ulises".

El Centro James Joyce está dedicado a promover la comprensión de la vida y obra de este dublinés famoso. Los miembros de la familia de Joyce contribuyen en la conducción de este lugar y ofrecen una cálida bienvenida y una atmósfera amigable a los visitantes. La biblioteca del lugar resguarda una enorme colección de las obras de Joyce y libros sobre Dublín.

El Centro James Joyce organiza paseos guiados por el Dublín joyceano, en los que se visitan lugares importantes de los libros y de la vida personal de Joyce.

Horario: lunes a sábados, de 9:30 a 17:00 horas; domingos y días festivos, 12:00 a 17:00 horas.

Admisión: recorrido por la casa, 4.50 euros por adulto; familias, 12.50 euros; niños menores de 12 años no pagan. Caminata guiada, 9 euros por adulto; familias, 20 euros; niños menores de 12 años no pagan.

Dirección: 35 North Great George's Street, Dublín 1, tel. 00 (353) 1878-8547; correo-e: joycecen@iol.ie; en internet: www.jamesjoyce.ie




Museo James Joyce





En una de las Torres Martello, esas pequeñas construcciones circulares construidas para frenar hipotéticas invasiones napoleónicas, hay un museo dedicado a la vida y obra del creador de "Ulises", quien convirtió la torre en el escenario del primer capítulo de su obra maestra. La plataforma de la torre con su vista panorámica y la sala en su interior son tal y como las describe Joyce en su novela. La colección del museo incluye cartas, fotografías, ediciones raras, objetos personales y artículos relacionados con el Dublín del "Ulises".

Horarios: entre abril y octubre, de lunes a sábados de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 17 horas. Domingos y días festivos, de 14:00 a 18:00 horas. Entre noviembre y marzo, la entrada puede realizarse con previo arreglo al tel. 00 (353) 1280-9265 y 1872-2077.

Admisión: adultos, 6 euros; niños, 3.50 euros; boleto familiar (2 adultos y de 3 a 4 niños), 16.50 euros.

Dirección: Joyce Tower, Sandycove, County Dublin, tel. 00 (353) 1280-9265; correo-e: joycetower@dublintourism.ie; en internet: www.visitdublin.com





Museo de los Escritores de Dublín





En 1991, el Museo de Escritores de Dublín abrió sus puertas para albergar y celebrar al mismo tiempo la historia del Dublín literario. Situada en una mansión del siglo 18, la colección reúne fragmentos de la vida y obra de las celebridades literarias de 300 años atrás a la fecha. Jonathan Swift, Sheridan Le Fanu, George Bernard Shaw, Oscar Wilde, James Joyce y Samuel Beckett están entre los escritores a los que se les rinde homenaje.

Horario: de lunes a sábado de 10:00 a 17:00 horas, y domingos y días festivos, de 11:00 a 17:00 horas. Durante junio, julio y agosto, el horario se abre de lunes a viernes de 10:00 a 18:00 horas.

Admisión: adultos, 6 euros; niños, 3.50 euros; boleto familiar (para 2 adultos y 3 o 4 niños), 16.50 euros.

Dirección: 18 Parnell Square North, Dublín 1, tel. 00 (353) 1872-2077; correo-e: writers@dublintourism.ie; en internet: www.writersmuseum.com

Tuesday, November 25, 2003

Aquí­ va el primero:

La bitácora de un cronista

Un conjunto de pequeñas crónicas inspiradas en los recorridos que ha realizado a lo largo de una vida de nomadismo ofrece Paco Ignacio Taibo I en Ocurrencias. Notas de viajes.

Se trata de textos breves que lo mismo abordan las sensaciones vividas en un museo dedicado a Vincent van Gogh, en Amsterdam, que la manera como suele pedirse un café en el puerto de Veracruz.

En unas cuantas lí­neas se concentra toda una vida sometida a los designios del pie y al imán de los amigos. Taibo se autodenomina "pata de perro", y lo confirma en sus notas de viajes, en las que logra concentrar, para beneficio del lector, lo visto y escuchado.

Ocurrencias... reúne textos escritos a partir de sensaciones, recuerdos, nostalgias, ideas y otros flujos de la imaginación que han sido alimentados de las más diversas formas: con lecturas, con películas, con amistades...

En las páginas de Ocurrencias... se hace patente que la gente viaja para después recordar, para escribir, para contar, labores para las que algunos se auxilian de recuerdos, otros de fotografías, y unos más, quizá los menos, de pequeñas notas tomadas al vuelo.

Los pensamientos de quien por más de doce años fue editor de la sección cultural del periódico El Universal se construyen de anécdotas y datos curiosos sobre lugares y personajes.

Alfonso Reyes, Honorato de Balzac y Luis Buñuel aparecen en las meditaciones de Taibo I sobre el calor de Monterrey, la mansión Vauquer de la calle Nueva Santa Genoveva de Parí­s o los tambores de Calanda, en lí­neas que recrean momentos, atmósferas o personalidades.

Taibo advierte que Singapur es como Nueva York, pero más gringa. "Las torres son más altas, los turistas más visibles, los comercios más estilo Quinta Avenida".

En su visita a la isla desatiende advertencias del guí­a sobre las falsificaciones; decide ir entonces en busca de "la belleza de la falsificación" y termina comprando, para sorpresa del guí­a y de sí­ mismo, un elefantito de madera de una dinastí­a ya olvidada.

Páginas adelante, este español nacionalizado mexicano escribe aforismos sobre el arroz y el chop suey inspirados en el Barrio Chino de San Francisco en los que se percibe el humor y el paladar de un gourmet. "Lo agridulce no es un sabor, es una filosofí­a", dice una de sus sentencias.

Y así­ prosigue el recorrido, que da como resultado la bitá¡cora de un viajero que, lejos de haber sido domesticado por tours y recorridos establecidos por sensibilidades muy ajenas a las suyas, se hace de una cartografí­a personal que igual pasa por Bruselas que por los Mares del Sur.

"Taibo viaja, conversa y nos incluye a todos cuantos lo leemos en sus nomadismos, insaciables recorridos por toda clase de regiones terráqueas", resume en el prólogo el poeta David Huerta.

Vale la pena echar un vistazo a Ocurrencias..., ya si el lector busca recreación, ya si quiere recomendaciones que apelen al gozo, como esa de que la mejor manera de conocer Rí­o de Janeiro es acudir a uno de sus cabarets, o sugerencias gastronómicas, como la de trazar una ruta en Nueva Orleans a partir de sus sandwiches de carne y otros platos tí­picos.



Ocurrencias. Notas de viaje, de Paco Ignacio Taibo I. Dirección General de Publicaciones de Conaculta, Colección Periodismo Cultural, México, 2000; 149 págs.
Como todos saben, el periódico en el que trabajo ha decidido cobrar por entrar a su sitio web. Para manifestar mi descontento, aprovecharé este blog para publicar en él las notas que yo he escrito... A ver si a alguien le interesan.
En todos los trabajos hay ratos muertos... En caso de que no sea así, el asesino que llevamos dentro se encargará de matarlos... Para nuestro regocijo y el beneplácito de los lectores de blogs... De blogs inútiles.