Disco: Relief
Autor: Transistor
Disquera: Abolipop / Noise Kontrol

El álbum Relief, la segunda producción de este año del catálogo de Abolipop, es una muestra de la mejor música de laptop producida en México (León, Guanajuato, para ser específicos). Tras varios años de haber experimentado y explorado el sonido click techno, sus estructuras rítmicas y sus peculiares armonías digitales, Edgar Medina nos entrega, bajo su alias de Transistor, ocho tracks (más dos remixes a cargo de Fax y Karras --Manrico Montero en su faceta ambient--) de minimal techno que bien podrían musicalizar una hipotética pista donde convivieran las máquinas con las personas en un mismo deseo de llegar bailando al futuro. Música donde los errores digitales, los clicks cibernéticos y los espacios vacíos forman parte de una estética hipnótica, intimista y ultramoderna.

Disco: Demon Days
Autor: Gorillaz
Disquera: EMI

Demon Days es el regreso a las andadas gráfico-musicales de Russel, Murdoc, Noodle y 2D, los hijos pródigos del ilustrador Jamie Hewlett y Damon Albarn, el líder de la banda británica Blur. Y los morbosos que esperaban con ansias un nuevo disco de Gorillaz nomás para ver la estrepitosa decadencia de esta banda virtual de hip-hop deberán esperar un buen rato más, porque este disco es aún mejor que su predecesor. Dan "The Automator" Nakamura se ha ido de la producción, Danger Mouse ha llegado a sustituirlo e invitados del calibre de Shaun Ryder (cantante de Happy Mondays), Roots Manuva, De La Soul y hasta el actor Dennis Hopper contribuyen con sus participaciones a crear pop en su faceta más oscura, repleto de bajos que hipnotizan, tonadas funky y letras que hablan de temas sombríos, como esos niños que mueren por insatisfacción o por asesinato... Con este disco, Damon Albarn se consagra (o se reafirma, según la clavadez del escucha en su obra) como un genio.

Disco: El astronauta terrestre
Autor: Mexican Favorito
Disquera: Astro Discos

El astronauta terrestre es un experimento literario-musical en el que la banda Mexican Favorito se da a la tarea de crear una banda sonora para la novela homónima de Francisco J. Koloffon, que es la historia de Lansbury Frapp, un personaje al que el amor, la repulsión a su oficina y sus sueños suben a un avión sin boleto de regreso. ¿Suena a viaje interior, a alucinación, a batalla contra sí mismo? Así es, y así son las 11 canciones de este disco de rock pop hecho en casa que logra transmitir el drama y la melancolía de un hombre cuya vida se va en buscar el amor en escenarios citadinos que uno imagina en blanco y negro. Este disco es un experimento literario muy divertido de una banda indie en el que incluso sus miembros, Mayumaia Arredondo (voz), Rulo Tanik del Alto (instrumentos) y Frapp Koloffon (voz y letras), son personajes del libro que sonorizaron. Además de su distribución por separado, el disco vendrá incluido entre las páginas de la novela que lo inspiró, de próxima publicación.

La Esquina Carlos Gardel y La Catedral ofrecen dos opciones para disfrutar de la noche a ritmo de tango. He aquí una croniquita que espero disfruten.

El restaurante temático Esquina Carlos Gardel, inmejorable lugar para conocer la historia del tango acompañado de un menú VIP, da la bienvenida con suficientes pruebas de que ahí se le rinde culto al pasado.

La milonga La Catedral, instalada en una enorme bodega escasamente iluminada, se presenta de inmediato como un lugar peculiar y semioculto para disfrutar de la noche en compañía de tango, vino y polvo.

Dos marquesinas distintas, una diciendo Chanta Cuatro y otra con la firma de Carlos Gardel, anuncian que se trata de la esquina del barrio Abasto donde se homenajea a diario con una cena show al cantautor que conviviera en ese mismo lugar, pero a principios del siglo pasado, con amigos y compinches hasta bien entrada la madrugada.

En la calle de Sarmiento, a la altura del 4006, no hay nada que sirva de indicio de que por ahí hay milonga. De no llevar consigo la dirección exacta de La Catedral, puede pasar desapercibido y llegar a creerse que ya no existe o que fue una tomadura de pelo de quien te recomendó el lugar.

La bienvenida al restaurante de la esquina de Anchorena y Carlos Gardel está a cargo de una mujer ataviada con pollera corta y con tajo, medias con costura, tacos altos, collares, guantes y sombrero que de inmediato te trasladan ocho décadas atrás. Te pregunta si prefieres mesa de platea o de primer piso. La diferencia está en los menúes y sus precios.

Una vez que tocaste el timbre, que traspasaste la puerta y que recorriste la escalera, alguien en la entrada a ese galerón enorme, antiguo granero, te cobrará la entrada, quizá 2 o tal vez 5 pesos (unos 8 o 20 pesos mexicanos). Hallar un lugar para sentarte será tu tarea, o tu problema, entre sillas sin respaldos y sillones desvencijados que han sido salvados de los camiones de basura.

Mientras se esperan las empanadas de carne y humita, y luego el bife de chorizo o el churrasquito de cerdo, y después el helado de ananá con champán (o cualquier otra elección del menú), en el escenario se proyectan imágenes que ilustran la historia del tango; muchas imágenes en blanco y negro acompañadas de mucho bandoneón.

Candelabros, velas y una que otra bombilla de poco wataje iluminan la cena elegida, un supuesto invento del chef que incorpora espagueti, verduras cocidas y salsa de soya, una variante del "chow mien" con excelente sazón. Del primer al último bocado, el equipo de audio ayuda a recrudecer la melancolía, con una estupenda selección de tango y muy mal sonido.

Llega la tercera llamada que marca el inicio de un espectáculo de casi hora y media en el que bailarinas, bailarines, una orquesta y un imitador de Gardel se desvivirán por demostrar los niveles de sofisticación que puede tener el tango y por contagiar su gozosa melancolía, su sensualidad y su elegancia arrabalera entre la concurrencia. No les costará trabajo; a los pocos minutos lo habrán logrado.

A pesar de que el lugar suele estar abarrotado con decenas de muchachos argentinos y extranjeros, suelen ser sólo tres o cuatro parejas las que bailan a la perfección, pero bastantes más intentan hacer trenzas elegantes y ochos audaces con las piernas; aunque se queden en el intento, nadie les quitará la emoción de haber experimentado el tango.

Al final del show, pasada la medianoche, la Esquina Carlos Gardel habrá confirmado su papel de inigualable opción en restaurantes temáticos de tango, en el que fueron revisitados fragmentos de la historia del Chanta Cuatro y del cantautor nacido en Toulouse pero nacionalizado argentino que forma parte de la historia musical y sentimental de Argentina.

Transcurridas siete horas, La Catedral habrá llevado a la práctica su frase de batalla ("No todo es rock") y habrá demostrado su papel como una de las mejores milongas del Buenos Aires "underground", esas que se erigen como los lugares ideales para intentar bailar o ver bailar tango mientras se espera la llegada del sol porteño.

Esquina Carlos Gardel, Carlos Gardel 3200, Abasto, tel. 00 (5411) 4867-6363; info@esquinacarlosgardel.com.ar.

La Catedral, Sarmiento 4006, timbre 5, Almagro, tel. 4302-8682. Martes y viernes a partir de las 23:00 horas.

Disco: North African Groove
Autor: varios artistas
Disquera: Putumayo
Con la entrega correspondiente a África del Norte, la serie "Groove" de Putumayo obliga a poner los oídos en la diversidad de la música árabe contemporánea. Y tan diversa e inclinada a la fusión viene, que el primer track parece ser el manifiesto de North African Groove. Se trata de Jomed, una banda formada por un cubano y un argelino que logran crear un son montuno de aires arabescos gracias a la incorporación del oud y a los arreglos de las trompetas y el violín. Inmejorable manera de empezar esta compilación que pasará por el pop de la marroquí Samira Saeid, la rumba flamenca del egipcio Amr Diab, la fusión de raï con más son cubano del marroquí Rhany, el jazzecillo funk del argelino Hamid Baroudi y la infaltable aparición de Khaled y Cheb Mami, llamados el rey y el príncipe del raï, respectivamente. Y así hasta llegar a 12 tracks que merecerían amplia difusión en la radio mexicana, si sus programadores dejaran atrás el miedo a lo que no está en inglés o en español.

Disco: Diablito Vol. I
Autor: varios grupos
Disquera: Diablito Records
En el panorama de opciones discográficas nacionales hay un nuevo y promisorio sello: Diablito Records. Entre las motivaciones de sus creadores están, sobre todo, establecer un circuito y rescatar las presentaciones en vivo de grupos de buena factura, no importa si se mueven en terrenos del rock, del electropop o del hip hop. "Que la gente vuelva o empiece a tomar el gusto por ir a escuchar una banda", comenta Diego Aguirre, productor de la disquera e integrante de Tanke, uno de los proyectos que aparecen en Diablito Vol. I, el compilatorio con el que inicia formalmente operaciones el sello. Así, en vivo, fueron haciendo audiciones en foros como La Perla, Black Horse, El Colmillo, Pasagüero y Dada X para reclutar bandas de sonido potente y bien trabajado que lo mismo se mueven en el emo-rock (Polen), el indie (Bengala) y el electropop (Ciclos), que en el rock oscuro (Tanke) y el punk (Los Frenetixxx).
Contacto: www.diablitorecords.com e info@diablitorecords.com.

Disco: Verve // Remixed 3
Autor: Nina Simone, Billie Holiday et al.
Disquera: Verve
Una vez más, temas clásicos de la disquera Verve son sometidos a remezclas a cargo de un puñado de los DJ's, productores y músicos más en boga. Tal vez podrías pensar que estás ante una tercera entrega de más de lo mismo: blues y jazz en revisiones downtempo, pero eso sería negarle la oportunidad a Verve Remixed 3 de convencerte de darle un lugar en tu fonoteca. Para hacerlo, esta vez entre los "remixers" no sólo hay productores de electrónica, sino una estupenda selección de músicos que se caracterizan por moverse en los territorios sonoros sacudiéndose etiquetas, como Postal Service, Bent, Brazilian Girls, Max Sedgley y The Album Leaf. Así, Nina Simone, Billie Holiday, Sarah Vaughan y Shirley Horn, entre otras voces femeninas; el organista Jimmy Smith y Hugh Masekela, el padre del jazz africano, se encuentran con productores que convertirán sus canciones en arrullos desquiciados, en synth pop de los 80's, en retro funk con tintes latinos, en tonadas jazzeras del siglo 21.